En Pixela estamos celebrando nuestro décimo aniversario, y no hay mejor momento para retomar esta tradición que habíamos dejado atrás desde hace algunos años.

Diez años: se dice fácil, pero para Pablo y para mí representan un tercio de nuestras vidas.

Un tercio de nuestras vidas dedicado a aprender, crecer, fallar y batallar; batallar contra tantas cosas: las ideas, los desaires, el síndrome del impostor e, incluso, contra nosotros mismos; nuestros propios paradigmas, ideas y prejuicios.

Hemos crecido... mucho

Durante todos estos años, hemos crecido y mejorado mucho, pero también hemos fallado, nos hemos equivocado y, a partir de ello, hemos aprendido (ha habido mucho aprendizaje). Por ello, queremos agradecer a todos nuestros clientes que han estado con nosotros desde el principio, siempre han confiado en nosotros y son la razón por la que estamos aquí.

Desde el día uno empezamos a construir nuestro propio concepto de lo que debe ser la tecnología y la innovación, uno que se base en la confianza mutua. Al principio de esta gran aventura, nuestro ímpetu y juventud eran los que nos impulsaban a seguir adelante; como muchos emprendedores, teníamos ganas de comernos el mundo. De los errores, y gracias a la confianza de muchas personas, aprendimos lo importante que es mantener la transparencia, la honestidad y las buenas relaciones con todos nuestros clientes. A veces tendremos ideas diferentes, pero nuestro objetivo siempre ha sido el mismo: construir productos geniales que ayuden a las personas a hacerles más fácil su vida diaria.

Hemos sido pacientes

Hemos sido fieles a nuestros principios en esta industria que se mueve a un ritmo vertiginoso, llena de personas que se vuelven expertas en un tema de la noche a la mañana y en un mundo tan hiperconectado. Hemos encontrado satisfacción en darnos el tiempo de construir cada proyecto con la dedicación y atención al detalle que merecen. Mantener esa chispa solo ha sido posible gracias a las cuatro generaciones que han formado parte del equipo. Muchos de ellos fueron nuestros amigos antes de ser parte de Pixela, y muchos otros se convirtieron en amigos durante el camino. Nos hemos tomado el tiempo de enseñar y dejarnos enseñar; para nosotros, la tecnología siempre será un camino colaborativo. Gracias a todos, los que han subido y bajado de esta nave; todos tienen un pedacito de nuestros corazones.

Con los años, el ímpetu no ha disminuido, y nuestra juventud se ha convertido en madurez y experiencia. Pixela, como un niño, también ha madurado con nosotros, pero algo que está muy claro es que la adaptación y el cambio nos acompañarán siempre en este camino. Algo que supimos desde el inicio es que no sería fácil; por más que amemos traer ideas a la vida, no hay un manual que con certeza diga cuál es la mejor forma de construir una empresa.

Recuerdo con mucha gracia cuando en una agencia de gobierno nos dijeron que “no éramos lo suficientemente innovadores” y que un buen ejemplo de innovación sería, por ejemplo, “rellenar chocolates de un nuevo sabor, como fresa…”. Y aunque, claro, no quiero romantizar de más lo que hacemos, creo que lo que se ha quedado conmigo de aquella interacción con los años es que lo que importa es lo de adentro. Para Pixela, el relleno de fresa en nuestros chocolates virtuales será siempre que hacemos todo con pasión; no buscamos un reconocimiento especial en ello, no puedo imaginarme hacer lo que hacemos de otra manera.

Claro que hemos mejorado; mucho de lo que somos es gracias también al apoyo, paciencia, cariño y guía de nuestros mentores. Algunos nos inspiraron a soñar ideas más locas, otros nos ayudaron a mantener los pies en la tierra, y otros nos dieron las herramientas necesarias para persistir. Jamás podré terminar de agradecerles a todos nuestros mentores, en diferentes latitudes del mundo, lo mucho que hemos aprendido de ellos. Por ello, nuestro compromiso será siempre ofrecer guía y compartir nuestra experiencia a las nuevas generaciones de líderes de tecnología de nuestra región.

No se trata de tecnologia

Después de todos estos años, quiero confesar que en realidad Pixela nunca se ha tratado de tecnología, se ha tratado de oportunidad. Darnos la oportunidad de ser creativos, darles a nuevos talentos la oportunidad de poder desarrollarse sin la necesidad de emigrar, darles a personas un espacio para aprender y explorar sus capacidades sin dejar de ser ellos mismos. Pixela se ha tratado y siempre se tratará de dejarnos explorar con libertad: grabar audio, hacer animaciones, escribir guiones, hacer presentaciones con muchos memes y un sinfín de ideas más.

Estoy muy consciente de que esta oportunidad es también un privilegio que tenemos gracias a nuestra familia. Nuestros abuelos, hermanos, pero sobre todo gracias a nuestros padres; esperamos que cada paso que damos sea en honor al esfuerzo de ellos, los regaños, las noches de desvelo y su eterno amor.

Debo admitir que, en los años recientes, habían menguado las ganas de escribir estos pequeños posts. Sentía que no había mucho que decir y que lo que pudiera decir se sentiría repetitivo. Pero creo que en la era de “el levantamiento de las máquinas”, la autenticidad y el corazón siguen siendo muy necesarios, sobre todo en un mundo con tantas crisis y tanto caos.

Quiero pensar que aún tenemos mucho que dar. No creo que las ideas ni las ganas de seguir construyendo cosas geniales se estén yendo a ningún lado, y estoy seguro de que la mejor versión de esta empresa que empezó con cuatro escritorios, en el cuarto de Pablo, aún está por verse.

De aquí en adelante, seguiremos desarrollando ideas para el mundo, desde este lejano territorio en el centro de América, por muchos eones.

De algo estoy seguro, y es que lo que hace especial a Pixela son todas las personas que han estado junto a nosotros. Nuevamente, a todos ellos y a los que leen este post: ¡Gracias!

Fin de la comunicación.

Pixelaversario: 5 años

Esta es especial: Nuestro 5to aniversario y que nos cuenta el team de este logro.

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